domingo, 9 de mayo de 2010

Como movernos

Bailar consiste en mover los pies al compás de la música. Bueno, los pies, las caderas, los hombros, la cabeza, las manos... pero sobre todo, los pies. Con ellos interpretamos la parte más esencial de la música: el ritmo. En principio la idea es muy sencilla: daremos un paso con cada pulsación rítmica, es decir nos moveremos rápido si la música lo es y lentamente en el caso contrario. Por supuesto no es tan fácil, también hay pausas (pulsaciones rítmicas en las que no nos movemos) y otras excepciones pero lo dicho nos servirá de guía por ahora.

La siguiente cuestión cae de cajón: ¿con qué pie empiezo y cuál muevo después? A partir de este punto, todo es opinable. Para no perder tiempo en hacer un compendio de todas las posibilidades que existen, nos limitaremos a exponer aquí los dos parámetros absolutos en que se basa nuestro método de aprendizaje y las razones que nos han llevado a preferirlos a otros.

Refiriéndonos siempre al baile de salón nos atendremos todo el tiempo a estas dos reglas:

  1. Los chicos empiezan todos los bailes con el pie izquierdo y la chica con el pie derecho.
  1. Una vez empezado el baile, los pies se mueven alternativamente, es decir, que si empiezas con el pie izquierdo a continuación toca mover el derecho, luego de nuevo el izquierdo y así sucesivamente.

Se ha decidido seguir estás sencillas normas por simplificar el aprendizaje restringiendo las posibilidades y por lógica: es mucho más fácil indicar los movimientos de inicio hacia la izquierda teniendo en cuenta cómo se coge la pareja.

Imaginémoslo, que empezamos el baile con el pie izquierdo y a partir de ahí movemos los dos alternativamente pero... ¿en qué dirección? ¡En todas! siempre que no nos estorben otros bailarines o nos encontremos con una pared, podemos movernos hacia cualquier lado. Pero no hay que preocuparse: no hay tantas posibilidades. En principio debemos considerar las cuatro direcciones básicas que marcan los puntos cardinales y que representan los movimientos frontales y laterales hacia delante, detrás, derecha e izquierda.

También existen las direcciones intermedias o diagonales y por supuesto se puede bailar o girar sin moverse del sitio. En cualquier caso y teniendo en cuenta que bailamos con los pies a ras de suelo, no son tantos los dibujos que podemos hacer con los pies...

Curiosamente esto no afecta en nada a la inmensa variedad de pasos de baile que existen porque lo que importa no es lo que dibujamos en el suelo sino cómo lo dibujamos, es decir la forma en que ejecutamos el paso. Por poner un ejemplo: hay pasos laterales en el merengue, el bolero, la bachata, el cha-cha-chá, el pasodoble, la rumba y otros bailes y en todos ellos se realiza el mismo dibujo en el suelo (una línea recta) sin embargo todos son completamente diferentes porque se ejecutan a distintas velocidades, así como acompañados o no de pausas, movimientos de cadera y otros detalles que le dan a cada uno un estilo propio y diferenciador.

En el baile de salón, todos los bailes se construyen a partir de un primer paso llamado básico que sirve de referencia para todos los demás. El sistema de aprendizaje es progresivo. Se empieza aprendiendo los primeros pasos y se acaba cuando conocemos varios pasos y somos capaces de combinarlos de distintas formas. El número de pasos de cada baile depende de su variedad musical, tradición, popularidad... Hay bailes que sólo tienen media docena de pasos y otros, cientos. En cualquier caso no dejes nunca que nadie te diga cómo se tiene que bailar determinado baile o qué pasos son los únicos que se pueden hacer en él. No hay una sola forma de bailar ningún baile. En este terreno todo es opinable. Otra cosa es que le guste a más gente y que llegue a hacerse popular y conocido.

La cuestión más fundamental que hay que tener en cuenta al realizar cualquier paso, es que los pies van a ras de suelo, es decir que no se despegan del mismo, salvo en raras ocasiones y siempre para ejecutar algún movimiento especial que en todo caso constituye una excepción.


TRUCO PARA NO PISAR A LA PAREJA

Hay un modo infalible de no pisar jamás a la pareja: No levantar los pies del suelo. Aunque esto pueda parecer una boberia, es sorprendente la cantidad de gente que no "cae" en ello. La técnica de apoyo que mejor puede servir a este propósito es muy sencilla: al dar un paso adelante, desliza la punta del zapato por el suelo manteniendo el peso en el pie retrasado, hasta asegurarte de que "no hay ningún peligro" y solo cambia el peso al pie avanzado y lleva el cuerpo.

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